sábado, 3 de marzo de 2018


Categoría: Nutrición
El agua

Importancia de su consumo diario.


El agua es fundamental para la vida, por esta razón es considerada un nutriente. Ocupa el segundo lugar, después del oxígeno, en cuanto a importancia para el mantenimiento de la vida. Se trata de una sustancia inorgánica compuesta por dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. Es, cuantitativamente, el componente más importante de todos los seres vivos. En el caso del ser humano y los animales superiores, el agua constituye cerca de las dos terceras partes de su peso, y el organismo de estos posee una serie de mecanismos que le permiten mantener constante su contenido de agua, mediante un ajuste entre los ingresos y las pérdidas de dicho líquido. El fracaso de estos mecanismos, y las consiguientes alteraciones del balance acuoso, pueden producir graves trastornos capaces de poner en peligro la vida del individuo.


En el adulto sano, como hemos dicho, el contenido de agua corporal se mantiene prácticamente constante, a pesar de que las moléculas de agua contenidas en el organismo animal cambian continuamente. A través de varios estudios se ha determinado la vida media del agua contenida en nuestro organismo. Los datos obtenidos indican que la vida media de nuestra agua corporal ronda entre los 7,5 a 11,5 días. La renovación del agua corporal se hace más lenta conforme aumenta el tamaño del animal de estudio.


Las necesidades de agua del organismo humano


Las necesidades de agua del organismo humano están en parte determinadas por la composición de la dieta que consume, y los cambios en el estado de nutrición pueden ocasionar cambios importantes en el contenido y distribución del agua corporal. Un hombre en estado normal de nutrición puede sobrevivir 60 a 70 días la privación total de alimento, pero no sobrevive más de 2 semanas la privación total de alimento y de agua de bebida.

El agua pura a temperatura ambiente debe ser inodoraincolora e insípida. Pero el agua en condiciones normales no es pura químicamente hablando, sino que lleva disueltos gases (CO2) o sales minerales (cloruros, sulfatos, nitratos, calcio, magnesio, hierro, etc.), además, puede contener también compuestos orgánicos y microorganismos. De hecho, en las aguas que han sido potabilizadas se permite un ligero olor y sabor al potabilizante utilizado.

Exposición Internacional de Zaragoza.

La recomendación principal que vamos a tratar en este apartado es la creada en 2008 en la Exposición Internacional de Zaragoza, donde el tema central de la misma fue el agua. Aunque también se consideran otras recomendaciones sobre el consumo de agua.
Aprovechando el tema central de la Exposición Internacional de Zaragoza de 2008, el agua, una comisión de expertos de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y el Observatorio de la Nutrición y Actividad Física realizaron un análisis científico del perfil general de hidratación de la población española en base a la ingesta de distintas fuentes de elementos acuosos. El objetivo final de la declaración de Zaragoza se centra en plantear un marco de recomendaciones que fije los conceptos en torno al consumo de agua de bebida, infusiones, bebidas estimulantes, refrescos azucarados, bebidas lácteas y otros elementos líquidos de nuestra dieta, así como los aspectos de hidratación relacionados con la obesidad, hipertensión, hidratación infantil y de la tercera edad también fueron considerados.

El resultado final fue un documento consenso con las principales recomendaciones en cuanto al consumo de agua, “Agua, hidratación y salud: La Declaración de Zaragoza ”.

Decálogo De La Hidratación Saludable (SENC, 2008)

1.        Ensalivar bien los alimentos para no ingerir líquidos en cada comida, pero si es necesario elegir agua en lugar de otras bebidas y entre las comidas.
2.        Elegir el agua preferentemente al resto de bebidas, y a ser posible agua con un adecuado contenido en sales minerales.
3.        Aumentar el consumo de frutas, verduras y ensaladas.
4.        No esperar a tener sensación de sed para beber. Disponer de agua u otro líquido a mano.
5.        Mantener las bebidas a temperatura moderada, pues si están muy frías o muy calientes se suele beber menos.
6.        Niños y ancianos son colectivos que presentan mayor riesgo de deshidratación.
7.        Elegir las bebidas de acuerdo con el nivel de actividad física, necesidades de salud y estilo de vida.
8.        Aumentar la ingesta de líquidos en ambientes calurosos y antes, durante y después del ejercicio.
9.        Si está vigilando la ingesta calórica o el peso consuma siempre agua y bebidas bajas en calorías.
10.    Diez raciones de líquidos al día es una buena referencia para una correcta hidratación (1 ración = 200 a 250 ml).







Pirámide de hidratación saludable.




¿Qué sucede si bebo mucha agua durante las comidas?

Si consumimos grandes cantidades de agua durante o después de las comidas, disminuimos el grado de acidez en el estómago al diluir los jugos gástricos. Esto puede provocar que los enzimas que requieren un determinado grado de acidez para actuar queden inactivos y la digestión se ralentice. Los enzimas que no dejan de actuar por el descenso de la acidez, pierden eficacia al quedar diluidos. Si las bebidas que tomamos con las comidas están frías, la temperatura del estómago disminuye y la digestión se ralentiza aún más. Esta situación es patente en consumos exagerados de agua durante las comidas, por tanto, no hay que caer en el error de no consumir ningún tipo de líquido junto a los alimentos.
Lo ideal es consumir líquidos entre las diferentes ingestas de alimentos, lo que no quiere decir que no tomemos nada junto a las comidas. Está especialmente recomendado beber uno o dos vasos de agua nada más levantarse, de esta manera conseguimos una mejor hidratación y activación de los mecanismos de limpieza del organismo.


Alteraciones Relacionadas Con El Consumo De Agua

Los trastornos principales relacionados con el consumo del agua están relacionados con el déficit o el exceso de ingesta de esta. Por tanto, vamos a tratar la deshidratación, la hiperhidratación y la potomanía.

La deshidratación es una deficiencia de agua en el organismo. Se produce cuando la eliminación de agua del cuerpo es mayor que el volumen ingerido. La deficiencia de agua, por lo general, provoca un aumento de la concentración de sodio en la sangre. Los vómitos, la diarrea, el uso de diuréticos (fármacos que provocan la excreción de excesivas cantidades de sal y de agua por los riñones), el exceso de calor, la fiebre y una disminución del consumo de agua pueden conducir a la deshidratación. Ciertas enfermedades, como la diabetes mellitus, la diabetes insípida y la enfermedad de Addison, pueden ocasionar deshidratación debido a las excesivas pérdidas de agua con que cursan.

En primer lugar, la deshidratación estimula los centros de la sed del cerebro, haciendo que se beba más líquido. Si el consumo no alcanza a compensar el agua que se pierde, la deshidratación se agrava. La sudación disminuye y se produce menor cantidad de orina. El agua se desplaza desde el vasto depósito interno de las células hacia la sangre. Si la deshidratación no mejora, los tejidos corporales comienzan a secarse. Por último, las células empiezan a plegarse y a funcionar inadecuadamente. Las células del cerebro están entre las más propensas a la deshidratación, de modo que una de las principales señales de gravedad es la confusión mental, que puede evolucionar hacia el coma.

Las causas más frecuentes de deshidratación, como la sudación excesiva, los vómitos y la diarrea, provocan una pérdida de electrólitos, especialmente sodio y potasio, además de agua. De ahí que la deshidratación se acompañe a menudo de una deficiencia de electrólitos. En ese caso, el agua no se desplaza con facilidad desde el gran depósito interno de las células hacia la sangre. Por ello, el volumen de agua circulante en la sangre es todavía menor. Puede producirse una caída de la presión arterial, provocando ligeros mareos o sensación de una pérdida inminente de consciencia, especialmente al ponerse de pie (hipotensión ortostática). Si la pérdida de agua y electrólitos continúa, la presión arterial puede descender peligrosamente y provocar un estado de shock con graves lesiones a muchos órganos internos, como los riñones, el hígado y el cerebro.
Tratamiento
En caso de deshidratación leve, beber agua natural puede ser suficiente. Sin embargo, cuando se ha producido una pérdida de agua y electrólitos, se deben también reponer estos (en especial el sodio y el potasio). Se han formulado algunas bebidas isotónicas para reponer las sales (electrólitos) pérdidas durante el ejercicio intenso. Dichas bebidas se pueden utilizar para prevenir o curar la deshidratación leve. Beber una gran cantidad de líquidos y consumir una pequeña cantidad de sal adicional durante o después del ejercicio es también un método eficaz. Las personas con problemas cardíacos o renales deben consultar con su médico la forma más segura de reponer el líquido antes de empezar la práctica de cualquier ejercicio.

La hiperhidratación es un exceso de agua en el cuerpo. Se produce cuando el consumo de agua es mayor que su eliminación. Este exceso de agua causa una dilución excesiva del sodio presente en la sangre. Beber cantidades de agua exageradas generalmente no causa hiperhidratación, siempre que la hipófisis, los riñones y el corazón estén funcionando normalmente; un adulto tendría que beber más de 7,5 litros de agua al día para exceder la capacidad de excreción del organismo.
La hiperhidratación es mucho más frecuente cuando los riñones no excretan normalmente el agua, como sucede en el curso de una enfermedad cardiaca, renal o hepática. Las personas con estos problemas deben limitar la cantidad de agua que beben normalmente, así como el consumo de sal.

Del mismo modo que en la deshidratación, el órgano más propenso a la hiperhidratación es el cerebro. Cuando se produce lentamente, las células del cerebro tienen la posibilidad de adaptarse, de manera que se manifiestan pocos síntomas. Cuando se produce rápidamente, el paciente puede manifestar confusión mental, convulsiones y coma.

Los médicos tratan de distinguir entre la hiperhidratación y el exceso del volumen sanguíneo. En la primera, el exceso de agua se localiza en el interior y alrededor de las células y, generalmente, no da señales de una acumulación de líquido. En caso de exceso de volumen sanguíneo, el cuerpo posee también demasiado sodio y, por consiguiente, no puede desplazar el agua al depósito interno de las células. En las situaciones de sobrecarga de volumen, como la insuficiencia cardiaca y la cirrosis hepática, el líquido se acumula alrededor de las células en el tórax, el abdomen y la parte inferior de las piernas. La distinción entre hiperhidratación y exceso de volumen sanguíneo es a menudo bastante complicada, dado que la hiperhidratación puede ocurrir aisladamente o junto con un exceso de volumen de sangre.
Tratamiento
El tratamiento de la hiperhidratación depende hasta cierto punto de la causa de base. Sin embargo, independientemente de cuál sea ésta, se debe restringir el consumo de líquidos. Beber menos de un litro de líquido diario generalmente disminuye la hiperhidratación al cabo de unos pocos días. Esta restricción de líquidos se debe realizar solamente bajo supervisión médica.

A veces los médicos prescriben un diurético para aumentar la excreción de agua por parte de los riñones. En general, los diuréticos son más útiles en el tratamiento del exceso de volumen sanguíneo y, en consecuencia, su eficacia es mayor cuando la hiperhidratación se acompaña de un exceso del mismo.

El consumo excesivo de agua se denomina potomanía y puede ser síntoma de un desequilibrio psiquiátrico, ya que tiene aspectos en común con otros trastornos del control de los impulsos. Se trata de un trastorno relativamente desconocido, que consiste en un deseo frecuente de beber gran cantidad de líquido, de manera compulsiva y sin sentir en especial sed, y acompañado de una sensación placentera.

Cuando una persona es consciente de que bebe demasiada agua, alrededor de 7 o más litros, debería acudir al especialista en endocrinología con el fin de descartar cualquier trastorno hormonal u otra patología que afecte al área hipotalámica, lugar donde se encuentra el centro que regula la sed.

Beber cantidades exageradas de agua u otros líquidos, generalmente no causa hiperhidratación, siempre que la hipófisis, los riñones y el corazón funcionen con normalidad, ya que el organismo elimina el exceso. No obstante, como consecuencia de episodios repetidos y mantenidos de potomaníase puede alterar el buen funcionamiento de los riñones, la composición de la sangre y el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo.

El exceso de líquidos puede ocasionar que los componentes de la sangre se diluyan, y se produzca un desbalance en la concentración de electrolitos. La hiponatremia es una consecuencia grave que puede aparecer en caso de potomanía, y consiste en que el organismo concentra una cantidad muy baja de sodio en la sangre. La hiponatremia grave impide el funcionamiento normal del cerebro, los músculos, los órganos y el metabolismo. El resultado puede provocar náuseas, cefaleas, letargia, convulsiones y coma.
Tratamiento

El tratamiento de la potomanía depende de la causa de base. Aun así, con independencia de la causa, se debe restringir el consumo de líquidos a un litro y medio diario. En ocasiones, los médicos prescriben un diurético para aumentar la excreción de agua por parte de los riñones, aumentando el aporte de sodio en poco líquido.


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